Este año, el ganador del concurso para el cartel de la Semana Santa sevillana ha dedicado su obra a la Virgen de la Macarena. Esta tradición, profundamente arraigada en Andalucía, otorga gran relevancia al momento en que se presenta el cartel anunciador de esta festividad. A menudo, este concurso sirve para dar a conocer a nuevos artistas o para recuperar la visibilidad de otros ya consagrados, quienes tienen la responsabilidad de plasmar la esencia de la celebración en su obra.
El cartel de este año ha generado una fuerte reacción, pues rompe con los esquemas de ediciones anteriores. Su impacto ha sido notable, despertando tanto críticas negativas como comentarios humorísticos. Sin embargo, esto también demuestra que Sevilla es una ciudad que apuesta por la innovación, incluso dentro de tradiciones tan arraigadas como la Semana Santa.
Más allá de la cuestión religiosa, la polémica en torno a la obra radica en el respeto hacia el arte y su contexto. No todo vale en el mundo de la expresión artística, especialmente cuando se trata de una temática con tanta carga simbólica para la ciudad. En este caso, el cartel ha sido criticado por carecer de una estética adecuada y por alejarse del significado tradicional de la festividad.
Luis Gordillo, el artista sevillano que ha ganado este concurso, es un pintor reconocido dentro del arte abstracto. Su trayectoria y talento son indiscutibles, pero la interpretación de un cartel de Semana Santa bajo su estilo particular ha generado debate. Su trabajo se caracteriza por el uso de la abstracción y la experimentación con la forma y el color, lo que ha hecho que su propuesta sea percibida por algunos como una ruptura excesiva con la tradición. Aunque su obra tiene valor dentro de su contexto artístico habitual, en este caso, su aproximación ha despertado controversia por la forma en que representa un símbolo tan significativo para la ciudad de Sevilla.
