Ficha técnica
- Título original: Die Toteninsel (La Isla de los Muertos)
- Autor: Arnold Böcklin
- Año: 1880 (segunda versión)
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Dimensiones: 111 × 155 cm
- Ubicación: The Metropolitan Museum of Art, Nueva York
- Estilo: Simbolismo
¿De qué trata La Isla de los Muertos?
La Isla de los Muertos es una de las obras más enigmáticas y poderosas del simbolismo pictórico del siglo XIX. En ella, el artista suizo Arnold Böcklin representa una isla rocosa rodeada por el mar, flanqueada por cipreses y construcciones que parecen tumbas o mausoleos. En primer plano, una barca se acerca a la isla, transportando una figura blanca erguida junto a un ataúd y el remero que guía la embarcación.
La escena está envuelta en una atmósfera de silencio absoluto, como si el tiempo se hubiera detenido. No hay señales de vida, solo la quietud solemne de la muerte. Todo en la composición —el mar oscuro, los acantilados cerrados, los cipreses altos— evoca el viaje final hacia el más allá.
¿Por qué se llama La Isla de los Muertos?
El nombre Die Toteninsel proviene directamente del motivo que Böcklin quiso representar: una visión alegórica del viaje hacia el reino de los muertos. La obra no representa un lugar real, sino un paisaje mental o espiritual, una especie de «puerta entre mundos». Böcklin mismo explicó que no quería que la pintura se interpretara con lógica racional, sino que debía “hacer callar al espectador”, sumiéndolo en una contemplación silenciosa y emocional.
El nombre fue acuñado por el marchante de arte alemán Fritz Gurlitt, quien dijo que parecía un “lugar de reposo para los muertos”. A partir de ahí, el título quedó para siempre ligado a esta imagen tan evocadora.
Curiosidades y legado
- Existen cinco versiones de esta obra. Esta es la segunda, considerada por muchos la más lograda en términos de luz y atmósfera.
- Fue una pintura muy popular entre intelectuales, poetas y artistas de principios del siglo XX. Gustó tanto que Freud, Lenin, Hitler y Dalí poseían reproducciones.
- Inspiró composiciones musicales, como el poema sinfónico La isla de los muertos (1908) de Sergei Rachmaninov.